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Actualizado el Viernes, 18 de agosto del 2017

Pretemporada 17/18: Mismo modelo, sin debilitar ni reforzar

Verano atípico, sin fichajes, cambio de escudo e indumentaria y con el traslado al Metropolitano como trasfondo. En el aspecto meramente futbolístico, todo lo contrario, inmovilismo obligado y continuidad impuesta por la FIFA ante la imposibilidad de reforzarse.

Cumpliendo con la tradición, en Atleti echó a andar en Los Ángeles de San Rafael a primeros de julio y prolongó su estancia en Segovia durante dos semanas antes de trasladar su cuartel general al Cerro del Espino. Inmediatamente después se estrenó en México mostrando sus primeros espadas, para conmemorar el centenario del Toluca, con un discreto empate a cero a más de dos mil metros de altura frente a un rival ostensiblemente más rodado físicamente. 

El debut en Europa se produjo el primero de agosto, en el imponente Allianz Arena, contra el Nápoles con la glamurosa Copa Audi organizada por el anfitrión Bayern Mùnich en disputa. Oblak exhibió su renacida pericia para desbaratar penas máximas -Milk, la víctima- y el envite describió una remontada (hubo que levantar el gol de Callejón) con reivindicación goleadora de Torres [detalle de espuela] y Vietto para acceder a la final, donde aguardaba un Liverpool que goleó al equipo alemán en la otra semifinal. El partido definitivo dejó dos notas positivas: el sorprendente e inesperado gol de Keidi y el triunfo en los penaltis. El Atlético tocaba techo en el estío de 2017, en un escenario colosal y en una competición amistosa pero prestigiosa. Unos días más tarde, el cuadro rojiblanco se convertía en el invitado de honor del recién ascendido Brighton y ganó en el último suspiro merced a la diana convertida por Lucas Hernández -disfrazado de Filipe Luis, pisando la parcela oponente, decantó la balanza con un derechazo-. Gaitán, desde fuera del área y con la ayuda de Ryan, y el Niño, de cabeza, completaron la terna anotadora atlética para acallar los ánimos una ruidosa hinchada que trató de llevar en volandas una formación demasiado primaria y por tanto condenada a sufrir en la liga inglesa.

La semana pasada, el centro de operaciones se estableció definitivamente en Madrid. El conjunto entrenado por Simeone cerró su periodo de preparación de manera atípica, dos partidos en apenas doce horas: en Getafe, tablas sin chutar entre los tres palos, y en Leganès, mínima victoria gracias a la ilusionante irrupción anotadora del canterano Moreno.

Seis encuentros en cuatro países diferentes ante rivales de otras tantas nacionalidades, todos de primera división. Invicto, tres triunfos y trío también de empates; siete goles a favor y cuatro en contra. Guarismos que no incitan a la euforia, aunque constatan que las huestes colchoneras mantienen -quizá forzadas por la falta de caras nuevas- el estilo y los argumentos que a lo largo del último lustro les han hecho incomodar a los millonarios transatlánticos del balompié europeo.

Paralelamente, desde junio, la dirección deportiva trabajó para depurar un plantel al que se reincorporaron once cedidos. Todos fueron saliendo (unos prestados de nuevo, otros traspasados y dejando en caja cerca de setenta millones de euros) salvo Werner, tercer portero a la sombra del cualificado suplente Moyá, y Luciano Vietto, sin hueco en la alineación de gala. 

Defensa de cuatro y múltiples variantes a partir del centro del campo
4-2-3-1, 4-1-4-1, 4-3-3, 4-2-2-2, 4-4-2,… Una enredada y camaleónica amalgama numérica para deducir que los rojiblancos se desempeñan tácticamente igual que la temporada pasada, sin esquema fijo y leales a la defensa en línea de cuatro con dos laterales eminentemente ponderados en el juego ofensivo y con capacidad fugaz de repliegue hacia la parcela defensiva. Doble pivote o trivote, triángulo con un vértice defensivo y un par de volantes creativos; interiores con recorrido o extremos para describir la diagonal en ataque en lugar de entrar hasta el fondo.

El Cholo continúa con su intermitente esquema y su efectivo método, diseñando el dibujo que cree adecuado para cada confrontación en función de las circunstancias: rival, calendario, bajas, etc. Así, tal y como ocurrió en los primeros compases de la estancia segoviana, se explica que unas veces trabajase con un único ariete y en otras ocasiones llegó a poner en liza hasta tres. Constante entorno variable, filosofía de estrategia cambiante; las fórmulas de adaptación a un deporte que evoluciona a un ritmo impensable unas décadas atrás se traducen en éxitos, la adaptabilidad al microcosmos balompédico -atendiendo a las tendencias de los clubes punteros del planeta- ofrece mayor rentabilidad que el encasillamiento en un guión inalterable ante los factores externos.

Yannick, en forma, y Torres, goleador
La jerarquía del portero pretendido por el PSG y Godín (ausente para Montilivi) continúa otorgando eficiencia al entramado de retaguardia, donde Vrsaljko oposita pacientemente en el lateral derecho. Baré ha añadido méritos para lograr la inmediata internacionalidad absoluta con Albania revelándose como ‘todocampista’ llegador, Yannick capitaliza la acometidas de los suyos a base de velocidad mitigando el pecado del individualismo con carreras vertiginosas y el veterano Fernando obtuvo el honorífico -a la par que modesto- mérito de ser el mejor artillero estival con un exiguo doblete. Sólo media docena de futbolistas han destacado, hasta hoy, con respecto al resto. Sin embargo, hay apariciones que se presumen inminentes y que no deben tardar en acaparar elogios si los colchoneros quieren alcanzar sus objetivos en 2018.

Gameiro, inédito; Ñíguez, justo pero a punto
Las localizadas dudas atléticas han surgido en la zona de ataque, puesto que Griezmann (extraño caso de sequía goleadora, se quedó sin anotar en pretemporada) sigue sin encontrar pareja. Gameiro, lesionado, ha permanecido inactivo desde el ejercicio anterior. Las contingencias musculares igualmente han imposibilitado que Filipe Luis y Ñíguez completen la etapa preparatoria con regularidad. La incorporación de los jugadores al 'stage' resultó heterogénea, de modo que algunos como el propio Saúl arribaron con retraso debido a su contribución con las selecciones. No obstante, año impar sin Eurocopa ni Mundial, el éxodo en este sentido fue simbólico. Eso sí, entre los que comenzaron el 6 de julio y los que quedaron para viajar a territorio gerundense existe un desfase considerable debido a que unos cuantos abandonaron la entidad sobre la marcha y unos pocos se incorporaron después con permiso específico.

Misma alineación tipo que la temporada pasada
Idéntica estructura, mismo modelo y once similar al de la competencia pretérita. Huérfano de adquisiciones, el combinado del Wanda apuesta por la solidez de una alineación que se recita de manera mecánica y que despliega los automatismos aprendidos en lo últimos ejercicios. 

En la meta ni hay atisbo de debate (Oblak) y en la zaga únicamente algún resquicio para la controversia: un puesto por decidir para Savic, Giménez o Lucas -paradójicamente, el más veterano parte con ventaja- y la incierta continuidad de Juanfran como insustituible. El Faraón y F. Luis, los fijos.

En la medular, todo igual. Gabi exhibe sus galones de nuevo si bien el relevo generacional del capitán se acerca, Resurrecciòn se aleja del flanco para recoger responsabilidades organizativas, Saúl Ñíguez volverá a ser el todoterreno de ida y vuelta en la parcela donde se cocina el fútbol, mientras que Ferreira-Carrasco será el punta encubierto que busque la asociación permanente con los de arriba. Allí, el desequilibrante y codiciado Antoine Griezmann debe encontrar auxilio en su compatriota Kevin Gameiro. Hasta que el galo alcance el tono idóneo tras sus dolencias y concluya su rehabilitación, Fernando Torres tendrá su enésima oportunidad como estilete. La rentabilidad de la sociedad atacante se antoja clave para dar el ansiado salto de calidad, asunto sin resolver desde el adiós de Costa. 

Mismas caras hasta enero, mismos objetivos para 2018
Sin haber disputado ni un solo partido oficial aún, sería osado emitir juicios de valor sobre el Atlético Madrid a medio plazo. Se adivina competitividad, orden, trabajo, solidaridad, sacrificio,… Tratará de sobrevivir de modo autárquico hasta enero, cuándo vendrán Vitolo y el anhelado nueve, con las armas de antaño. Hacia noviembre, transcurrido el primer cuarto de Liga, se vislumbrará si los mimbres actuales son adecuados para el presente o si necesitan más retoques cuando se abra el mercado de invierno. De momento, sin alardes ni exquisiteces, no se antoja una quimera competir entre los cuatro mejores de España (empero por debajo, a una distancia sideral y tangible, del acaudalado duopolio madridista y barcelonista) e igualar los resultados de otros torneos manteniendo el tono competitivo con lo que hay: un plantel de vanguardia en el Viejo Continente, valorado en más de quinientos millones.

Pepe Muñoz