Autor

Actualizado el Viernes, 17 de agosto del 2018

Año Dembélé

Ousmane Dembélé llegó al FC Barcelona el pasado verano y se convirtió en el fichaje más caro del club, tras pagar al Borussia Dortmund 105 millones de euros + 40 en variables. El francés estaba llamado a ser el sustituto de Neymar Jr., pero no tuvo suerte con las lesiones. Además, su irregularidad también le impidió hacerse con un hueco en el equipo de Ernesto Valverde. Pero esta temporada las cosas han cambiado. Ha llegado competencia, pero el joven futbolista quiere demostrar que puede ser importante en este equipo. Analizamos por qué confiar en él y los puntos a favor:

Año de adaptación.
El tópico de llegar a un nuevo país y convivir con una forma diferente de entender el fútbol no es ninguna leyenda urbana. A lo largo de la historia se ha demostrado con grandes talentos que se necesita un periodo de adaptación con el equipo, los compañeros, el sistema, etc. Un entrenador característico como Valverde, y un estilo de juego tan definido como el que emplea el Barcelona, no es poca cosa. Si a eso le añadimos vivir en un país distinto, a una edad precoz, es más difícil todavía. Este primer año lo ha pasado con más experiencias malas que buenas, pero es un año de experiencia, al fin y al cabo, y siempre es bien recibida. Lo peor ya ha pasado y sus números solo pueden ir hacia arriba.

Las lesiones
Fue su gran lastre la temporada pasada y no le permitió la continuidad que necesita un jugador de sus condiciones, que juega pegado al área, que vive de su velocidad y su regate y que, además, necesita siempre estar al máximo nivel para un club que aspira a todo. Había hombres para suplirle, lo que su participación se reducía aún más. Se confía en que este año el estado físico no sea un hándicap añadido.

Sin presión
Dembélé llegó a unos de los clubes más exigentes del mundo, donde los focos no cesan, tras la marcha de todo un icono en Can Barça, Neymar Jr. Las comparaciones son odiosas, ya se conoce el dicho y, si le añadimos el desorbitado precio por el que vino, con la etiqueta de sucesor del brasileño, normal que el bueno de Ousmane estuviese algo agobiado. En todo caso, tema mal llevado por la entidad, que tendrán que mimar ahora más al francés en ese aspecto. Ya ha pasado un año y, tras la consecución de la Liga y la Copa, a pesar del batacazo contra la Roma, los aficionados culés olvidan la figura del actual jugador del PSG, por lo que el francés debería sentirse más relajado y confiado y no llevar la carga de su precio de compra, ese que a muchos futbolistas les pesa tanto.

Calidad le sobra
Es indiscutible que este futbolista, cosecha del 97, joven pero sobradamente preparado, irradia fútbol por los poros. Regate, desborde, velocidad, agilidad y además le acompaña gol. Así lo ha demostrado en su etapa en Francia y Alemania, donde anotó más de diez goles, en tan solo 29 partidos como jugador del Stade Rennais. No se queda atrás como último pasador, son veinte las asistencias que dio en el Borussia, y ocho el pasado curso ya vistiendo de azulgrana. Futbolista muy completo y que aún tiene que crecer y terminar de explotar.

Vitola de campeón.
Viene con el título de campeón del mundo bajo el brazo, viene a reivindicarse y aportar gen ganador. Empezó fuerte los amistosos previos al Mundial, y aunque finalmente fuera suplente en detrimento de un trabajador (pero desacertado de cara a portería) Giroud, estuvo al acecho. Tras la fase de grupos, eso sí, desapareció de las alineaciones. El sistema de Didier Deschapms tampoco ayudaba pero los títulos también cuentan y, por su condición de campeón del mundo y los galones que ello supone, Dembélé debe hacerse notar.

Supercopa de España
Empezó la temporada para el Barça y el francés fue titular ante el Sevilla en la Supercopa de España. El delantero, además, se reivindicó con una muy buena actuación y un golazo. Si titularidad también parece ser una prueba clara de la confianza que el técnico Valverde tiene en el joven futbolista.

Y es que a pesar de no triunfar en su primera temporada, el Barça parece contundente en cuanto a su figura. El francés, en el que hay puestas muchas esperanzas, deberá luchar por un puesto en el once azulgrana con los Coutinho, Malcom, e incluso, con el recién fichado Arturo Vidal, dependiendo del sistema utilizado y la posición que ocupe el brasileño. Pero Ousmane tiene mucho fútbol en sus botas y ganas no le faltan. Acortó sus vacaciones y ha tenido su recompensa este pasado fin de semana. Reivindicarse y triunfar ahora solo depende de él.