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Actualizado el Lunes, 06 de abril del 2020

La luz al final del túnel. Una crisis que sirve para aprender

Más de tres demanas han pasado desde que el Gobierno de España declarase el Estado de Alarma debido al descontrolado número de contagios que estaba provocando el coronavirus COVID-19. Un virus que el mismo Gobierno catalogó como una "simple gripe" en febrero y que ha resultado ser la mayor crisis sanitaria (y posiblemente económica) que se recuerda España y en el mundo en la era contemporánea.

Más de tres semanas que han servido para conocer mejor al enemigo, tanto los políticos y los científicos como la gente de a pie. Desde entonces, hemos aprendido que esa gripe es mucho más contagiosa que la común y mucho más letal. Sabemos ya qué efectos tiene en un contagiado grave, cómo se mueve de un cuerpo a otro y que de un día para otro, un enfermo puede empeorar, acabar hospitalizado y no salir nunca más.

Además de conocer mejor al virus, también hemos aprendido que los políticos siguen equivocándose sean del partido que sean, posiblemente, porque siempre están aconsejados por los mi$mo$ de más arriba. Que sus explicaciones no eran del todo concretas y precisas desde el comienzo. Que incluso a la mismísima Organización Mundial de la Salud le ha venido grande todo esto, o tal vez eso es lo que nos quiere hacer creer.

Hemos aprendido también algo que debieron habernos dicho desde Sanidad desde el primer día: que el número de contagiados es realmente muy superior al que marcan las cifras oficiales, ya que no hay tests para toda la población. También hemos aprendido otra cosa que debieron habernos dicho desde el comienzo y que tardaron semanas en "insinuarnos": que existen los infectados asintomáticos, personas como tú o como yo que pueden contagiarse sin ni si quiera notar nada, pero pudiendo contagiar a otra persona. Hemos aprendido que la escasez de tests nos obliga a no utilizar material sanitario si no tenemos síntomas y que algunos clubes de fútbol actuaron de forma insolidaria, por desconocimiento, malgastando los tests que les proporcionó Tebas en futbolistas asintómáticos.

En el mundo del fútbol, hemos aprendido que incluso en tiempos de pandemia, la UEFA sigue siendo la UEFA y Tebas sigue siendo Tebas. La gente y los aficionados importan muy poco para los máximos organismos del fútbol, que priorizan salvar la economía de un negocio que nunca fue suyo, poniendo en peligro la salud de millones de personas y utilizando a los futbolistas como armas insolidarias. Sin ir más lejos, Tebas redactó un protocolo en pleno confinamiento para que los equipos vuelvan a entrenar lo antes posible, realizándose tests de coronavirus de forma periódica, cuando incluso los sanitarios necesitan esperar días para poder someterse a esta prueba.

Pero no todo son aprendizajes gracias a innumerables errores cometidos. En estas tres semanas, también se ha conocido la parte más humanitaria y solidaria de nuestra sociedad, lo que nos hace ver esa luz al final del túnel. España ha sabido responder con eficacia a las medidas de confinamiento y el número de infectados y fallecidos, aunque es todavía muy muy elevado, tiene una tendencia desceniente desde hace tres días. No lanzaremos todavía campanas al vuelo, pero hace que la esperanza empiece a florecer de cara a la primavera.

La previsión ahora mismo, si no se comete nigun paso en falso desde el Gobierno y desde la población, es que el 26 de abril se pueda alargar el confinamiento, como mucho, una o dos semanas más. Ya no por necesidad, sino para asegurar de que los hospitales empiecen a descongestionarse y que el material sanitario de tests rápidos y mascarillas llegue con éxito a España y todos podamos tener acceso a ellos.

Los tests rápidos serán esenciales para controlar a los asintomáticos, los más peligrosos, pues pueden ir contagiando a todo el mundo sin ni si quiera enterarse ni saberlo. Las mascarillas, aunque no protegen del contagio propio, sí evitan que un contagiado reparta sus partículas con el virus a las otras personas y a las superficies. Esto significa que si toda la población utilizáramos mascarilla (como hicieron en Japón desde el día 1), los contagiados asintomáticos infectarían diez veces menos de lo que contagian ahora. Esto, unido a los tests, permitiría desconfinar toda la población.

Una vez tengamos este material a nuestra disposición, España podrá volver a avanzar laboralmente al 80-90%, con medidas de seguridad en transportes públicos, supermercados y lugares donde se produzcan grandes aglomeraciones. No obstante, habrá que esperar bastante más tiempo para poder volver a abrir los bares, los colegios, las universidades, los conciertos y los estadios deportivos.

Que el deporte se dispute a puertas abiertas en algún momento del verano es, ahora mismo, una utopía. Puede que tras el verano se pueda intentar, pero estaríamos dándole al virus una oportunidad para volver a reproducirse. Habría que esperar a la vacuna (2021) o a que el 80% de la población esté ya inmunizada para poder realizar este tipo de aglomeraciones masivas, y no parece que vaya a ser pronto.

Desde FútbolFantasy, creemos que el fútbol volverá a puerta cerrada en verano y las ligas europeas se podrán terminar durante los meses de junio, julio y agosto. El Gobierno levantaría el confinamiento en mayo, los equipos podrán volver a entrenar durante tres semanas de "pretemporada" para posteriormente disputar las once jornadas de Liga y las correspondientes competiciones europeas en un clima poco recomendable. Finalmente, habrá que ver cómo se gestiona la temporada 20/21, si con el mismo formato más apretado, o con un formato muy diferente y con muchos menos partidos.

La vuelta a la normalidad está un día más cerca, pero todo puede irse al traste si no mantenemos la calma o si se cometen errores graves como abrir un estadio de fútbol al público en mayo. Todavía tenemos que dar, durante varias semanas más, lo mejor de nosotros como sociedad para salir de esta, empezando por los máximos dirigentes. No nos rindamos ahora.