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Actualizado el Sábado, 13 de enero del 2018

José González y el 4-4-2 que salvó al Granada

José González llega a Málaga con un reto similar al que tuvo que conseguir hace dos temporadas en la ciudad vecina de Granada. En aquella ocasión, temporada 2015/16, llegó en febrero a falta de trece partidos para el final liguero, siendo el club nazarí colista, a cinco puntos de la permanencia. González fue el artífice de un cambio táctico y de mentalidad en el conjunto granadino que permitió al equipo salir del pozo en las últimas jornadas, logrando salvar la categoría.

González cogió el mando del Granada tras la destitución de José Ramón Sandoval con una plantilla formada por Andrés, Miguel Lopes, Babín, Lombán, Rubén Pérez, Biraghi, Krhin, Rochina, Success, El-Arabi, PEÑARANDA, Fran Rico, Foulquier, Jesús Fernández, Márquez, Doucouré, Kelava, Ricardo Costa, Robert Ibáñez, Édgar, Cuenca, Barral, Dória, Piti, Mainz, Uche y Salva Ruiz.

Nada más llegar, instauró una filosofía ofensiva en el que cuatro delanteros serían los encargados de llevar la manija creativa y atacante del equipo. Empezando los primeros partidos con Rochina y Success en bandas, siendo Barral y El-Arabi los delanteros, para acabar la temporada y logrando la salvación con Rochina y Cuenca en las alas, por detrás de Peñaranda y un desatado El-Arabi, que harían de referencia.

En su nuevo equipo, el Málaga, José González se reencontrará con uno de ellos: Adalberto Peñaranda. Hace dos temporadas, cuando estaba a sus órdenes, el delantero venezolano consiguió hacerse un fijo en sus onces, disputando nueve de los trece partidos que dirigió. A pesar de haber anotado un solo gol y dar dos asistencias, sus constantes desmarques y peligro con el balón permitieron a sus compañeros Rochina y, sobretodo, El-Arabi, perforar la portería de los rivales para lograr el objetivo de la permanencia.

En cuanto al centro del campo el técnico no encontró una pareja de mediocentros fija, alternando jugadores como Doucouré, Rubén Pérez, Fran Rico y Krhin, aunque en los últimos partidos, los más importantes y decisivos, fue la pareja Rubén Pérez  - Doucouré la que se consolidó. Dos hombres de más despliegue defensivo que proyección ofensiva.