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Actualizado el Sábado, 27 de octubre del 2018

La incompleta y necesaria presencia de Rodri

Más allá del varapalo recibido en Alemania esta semana, la intermitente presencia de Rodri Hernández en la alineación atlética en los recientes enfrentamientos denota las dudas de Simeone para con su propio estilo: mantener los principios del último lustro o evolucionar hacia una vía más creativa y ofensiva. Más o menos y con renovados matices como otras temporadas anteriores, cuando siempre se impuso el pragmatismo y la productividad de un sistema claramente de contención.

Sin embargo, este verano, con la llegada de los fichajes millonarios se presumía una mutación hacia delante o una aproximación lejana a la excelencia del perfeccionamiento; un juego más dominante, con mayor posesión y fuerza asociativa. Como se vio en el Signal Iruna Park, la defensa rojiblanca no está acostumbrada a correr hacia atrás y sí a atrincherarse en su área. Además, el juego supuestamente depositario de connotaciones dominantes y combinatorias desembocó en un resultado sin precedentes e incontestable sin perjuicio de la falta de puntería exhibida por los delanteros.

Rodrigo Hernández aparece en el escenario europeo y mejora la media del rendimiento, pese a que su entrenador recordó que con el mediocampista internacional en el campo recibieron tres goles. 

En el ámbito individual, el canterano ha ido de menos a más, todavía no se ha adueñado del timón de la nave colchonera y en cambio en un par de meses sí se ha convertido en un fijo para Luis Enrique.

Sus números resultan potables: 665 minutos en las tres competiciones en que ha entrado en liza distribuidos en diez envites y el Atleti nunca pierde cuando él sale de inicio, encima no ha visto ni una tarjeta. En la Liga ha actuado en el 67 por ciento del tiempo dirimido hasta hoy, siempre que ha aparecido lo hace desde el comienzo, aunque ha sido cuatro veces sustituido; afinando más la lupa se contemplan 270 pases correctos en la media docena de compromisos en que se la ha visto en la competición doméstica y ha recuperado 27 veces el balón, guarismos fríos y secos que paradójicamente mejoran cuando se viste de corto en Europa.

La semana pasada saltó al candelero con la presión añadida proyectada desde Villarreal, coto de intercambio para la entidad del Metropolitano en la última década: 76 millones de euros en traspasos entre ambos clubes distribuidos en más de veinte operaciones, desde Forlán a Cani y Vietto, pasando por Godín.

La lógica indica que Rodri irá ganando peso en su actual destino, como joven experimentado su condición de elemento único en el fútbol español ensalzan su lustre. De hecho, los menos de cien kilos que figuran en su cláusula ya han sido anotados por algunos transatlánticos continentales, si bien el reto pendiente reside en asentarse en los esquemas del Cholo.

Estéticamente, el Atlético Madrid mejora con Rodri en el campo merced a la higiene que gana en las transiciones. En general, su contribución optimiza el trabajo de la medular. Diego Simeone continúa empeñado en dosificar sus momentos, si bien quizá su aclimatación definitiva llegará cuando se sienta indiscutible.