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Actualizado el Lunes, 21 de agosto del 2017

Carlos Soler y Simone Zaza, las caras visibles de un buen comienzo

Este Valencia es otra cosa. Bastan los primeros minutos en el estreno liguero ante Las Palmas, para darse cuenta de que han cambiado muchas cosas en tres meses.

Bien es cierto que no podemos sacar demasiadas conclusiones con, únicamente, un partido disputado. Aun así, podemos asegurar que la intensidad, actitud, compromiso y esfuerzo de los jugadores parece haber cambiado radicalmente con respecto al curso pasado.

El equipo parece haber superado la apatía de la temporada pasada donde todo eran inseguridades. Convertido en un equipo frágil y endeble, incapaz de sobreponerse a los goles encajados, parecía carecer de personalidad en situaciones adversas y los partidos como local se convertían en un calvario. El curso pasado, donde el Valencia tuvo hasta tres entrenadores, coqueteó con el descenso y fue la campaña en la que más goles encajó de toda su historia, debe quedar para el olvido.

Todo eso quedó atrás. El verano parece haber servido de bálsamo para los “ches” y el equipo ha recuperado el ánimo. Según cuentan algunos valencianistas que pasean por los aledaños de Mestalla, solamente hacen falta uno o dos minutos de conversación entre aficionados para que surja el nombre que está devolviendo la ilusión a la parroquia valencianista: Marcelino García Toral.

Con la llegada del asturiano, se ha dado salida a muchos jugadores que no entraban en sus planes, otros han vuelto a sus clubes de origen tras sus cesiones y otros como Joao Cancelo o Fabián Orellana, están en la rampa de salida. En el capítulo de altas, tres incorporaciones en la línea defensiva y otras tres en la zona ofensiva, aunque el ya mencionado Orellana (Celta de Vigo) está muy cerca de salir del equipo.

El técnico asturiano, recién llegado a Mestalla, es la principal esperanza del Valencianismo. Su contratación ha sido acogida con una gran ilusión y la exigente hinchada de Mestalla le va a exigir lo máximo desde el principio. Marcelino es consciente de ello y sabe que tiene que ofrecer resultados desde el primer día. Como no podía ser de otra forma, el debut en la competición doméstica, sirvió como carta de presentación ante su afición. 

Hasta el propio Marcelino esperaba tener la plantilla más definida para el encuentro ante el cuadro canario. Incluso el propio día del partido, se anunciaron dos llegadas y se adivinaba una salida. Gabriel Paulista (Arsenal) y Jeison Murillo (Inter de Milán) en calidad de cedido con opción de compra obligatoria, en el capítulo de altas y el ya mencionado Cancelo, en el capítulo de salidas. El propio jugador portugués rompió a llorar al finalizar el encuentro, conocedor de estar viviendo sus últimos momentos como jugador “che”. 

Esto no sirvió de excusa. Los jugadores saltaron al verde como “perros de presa” y disputaron cada balón desde el primer minuto. Rodrigo Moreno y Cancelo por ambos flancos, dieron profundidad al equipo, aunque estuvieron poco acertados en la definición; Dani Parejo y Álvaro Medrán ocuparon muy bien los espacios en la medular y estuvieron muy atentos en la distribución; y ambos laterales, con el debutante Nacho Vidal, llegaron hasta línea de fondo en repetidas ocasiones por ambas bandas.

El partido de Carlos Soler y de Simone Zaza, merecen una mención especial:
El valenciano, que cumple su sueño de jugar en el equipo de su ciudad con veintiún años, está llamado a ser una pieza clave en el esquema de Marcelino. Su eclosión en la temporada pasada fue una de la pocas alegrías para la parroquia valencianista.

En el encuentro ante los canarios, asumió galones y dirigió el ataque valencianista a su antojo. Se movió entre líneas y sirvió de enlace en las transiciones ofensivas a la perfección, para filtrar balones tanto a Rodrigo, como a Cancelo, como a Zaza. Carlos Soler completó el 91.8% de pases acertados, seis pases al área con éxito y una asistencia de gol a Simone Zaza, que a la postre daría la victoria al equipo “che”. Mestalla lo despidió con una tremenda ovación en las postrimerías del encuentro, a sabiendas del magnífico presente y futuro del jugador valenciano. 

Simone Zaza, llegó cedido procedente de la Juventus de Turín en el pasado mercado de Invierno, con opción de compra para el Valencia de dieciséis millones de euros. El italiano tardó muy poco en convencer a propios y a extraños de que el puesto de nueve tenía nuevo dueño. De cara al ejercicio 17-18, el club “che” ejerció dicha opción de compra por el italiano, convirtiéndose en jugador del Valencia en propiedad.

En el estreno doméstico, bregó como un titán con los centrales durante todo el encuentro, e incluso fue amonestado en el minuto diez de encuentro por un codazo en un salto con Ximo Navarro. Estuvo muy presente en todas las zonas del ataque valencianista, muy activo en los desmarques, así como participativo en el juego. Estuvo muy incisivo el delantero durante la primera parte, en la que también tuvo tiempo de reclamar un penalti y anotar el único gol del partido desde fuera del área con un disparo raso a la derecha del guardameta Chichizola. Simone disparó siete veces buscando la portería de Chichizola, forzó tres saques de esquina y completó un notable partido para los de Marcelino.

Por todo lo mencionado anteriormente y por el modelo que Marcelino García Toral plantea, parece firmemente que tanto Carlos Soler, como Simone Zaza van a ser dos jugadores llamados a liderar este nuevo proyecto en el Valencia Club de Fútbol.

Alfonso Rodríguez